Diseñar con propósito

Estudiantes de primer año de nuestra Licenciatura en Diseño de Río Cuarto participaron de una iniciativa para crear juegos y juguetes con materiales de fibras naturales destinados a niños, niñas y adolescentes de 0 a 16 años que asisten al Centro Barrial “Hogar de Cristo”, ubicado en el Barrio San Pantaleón de su ciudad.

La propuesta no solo buscó poner en práctica contenidos de la materia, sino también conectar al alumnado con un contexto real y con una comunidad que abre sus puertas todos los días para acompañar a chicos y chicas del barrio.

La actividad apuntó a que los y las estudiantes aprendieran a observar, preguntar, analizar y, sobre todo, comprender a quién iba dirigido lo que estaban diseñando. El desafío fue crear un juego o juguete usando madera, cartón, papel, fieltro o algodón, pensado para usuarios de 0 a 16 años.

El proceso de trabajo tuvo tres etapas. En la primera, realizaron una investigación y análisis, para posteriormente visitar el Centro Barrial, donde pudieron conocer el lugar, recorrer sus espacios, conversar con delegados, coordinadores y colaboradores, y entender mejor qué cosas funcionan bien y cuáles son los desafíos del día a día.

La segunda etapa fue la parte más creativa en la que cada estudiante tuvo que decidir qué diseñar, por qué, para quién y con qué objetivo. A través de herramientas como el programa de diseño, los briefs y las especificaciones, se generaron ideas y propuestas relacionadas con alguna temática clave: cuidado del ambiente, educación vial, cuidado personal o iniciación a las letras y las matemáticas. Además, cada juguete debía ser fácil de guardar, autoportante y pensado para no perder piezas.

Finalmente llegó etapa de materialización de prototipos, donde todas las ideas empezaron a tomar forma. Entre cartones, telitas, cuerdas de algodón y mucha imaginación, cada estudiante construyó un prototipo funcional, acompañado por una bitácora del proceso y láminas de presentación.

La experiencia cerró en una jornada muy emotiva en el Centro Barrial, donde los y las estudiantes entregaron sus juguetes a los coordinadores y compartieron con ellos las decisiones de diseño y las oportunidades detectadas.

“Lo más lindo del día fue poder probar algunos prototipos con los chicos del lugar, ver sus reacciones y entender cómo cada diseño podía generar juego, sorpresa o curiosidad.” Cuenta Belén Yciz, docente del taller de Diseño II.

El proyecto no solo fortaleció las competencias proyectuales de los estudiantes, sino que reafirmó el valor del diseño como herramienta social, capaz de generar puentes entre la Universidad y la comunidad, y de transformar realidades a través de la creatividad y el compromiso.